martes, junio 14, 2011
Luis
Y es que ese juego que llaman amor, atracción, cupido, etc, etc., pareciera ser un ente individual e independiente que a ratos se detuviera a reír, burlesco, de tanta gente confundida con su caprichos.
Tan escurridizo y arisco llega a ser, que cuando los amantes concuerdan, él inventa una variante de último minuto que modifica decorado, escenario y libreto de un pincelazo.
Y aquí vamos otra vez, como marcados por Darwin, tratando de evolucionar para adaptarnos al nuevo cambio.
Por eso nada debe sorprender, ni siquiera un argumento escapista como éste: “Estoy intoxicado de amores prohibidos, si me quedo muero”.