- Tengo un problema (grave) de memoria y eso que soy estudiante de Derecho suelo olvidar todo. Recuerdos del pasado, incluso de hace días, los desconozco, a menos que hayan sido traumáticos o ‘marcadores’ de algún tipo. Mi problema es con la falta de atención.
- Actualmente no poseo ninguna religión específica.
- Siempre fui malo en matemáticas. Cuando se mezclan letras (que no son x) con números, me bloqueo por completo.
Tengo menos de 12 horas de “capacidad mental plena”. Hasta una hora después de haberme levantado, no entiendo (y muchas veces no recuerdo) que es lo que hago o lo que me dicen (si no tomo café, la demora es mayor). Luego de ese promedio de 12 horas, entro en un estado “soporífero” extendido, similar al que tengo cuando me levanto. Sólo puedo hacer tareas mecánicas y hasta cierto punto, pues, como digo yo, soy “propenso a mandarme cagadas”.
• Tiendo a pensar demasiado, inclusive con temas que no lo merecen o tienen respuesta fácil.
- Alterno momentos de brillantez con momentos de estupidez total
Estar enamorada no es fácil. No basta con desearlo, hay que oírlo.
¿Tú conoces algo que dure siempre?
—He cambiado mucho.
—¿Tanto?
—Del todo.
Salta por la ventana. ¡Valiente!
Me encanta que haga frío
Cuando es que no, es que no.
Nunca he tenido el corazón tan rojo.
Es bueno que las vidas tengan varios círculos. Pero la mía, mi vida, sólo ha dado la vuelta una vez y no del todo. Falta lo más importante. He escrito tantas veces su nombre dentro. Y aquí, ahora mismo, no puedo cerrar nada. Estoy solo
Voy a quedarme aquí todo el tiempo que haga falta. Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande, y eso que las he tenido de muchas clases. SI. Podría unir mi vida uniendo casualidades. La primera y la más importante fue la peor…
Cuando hace frío la mayoria de las cosas van más deprisa o llegan antes, me refiero a las casualidades. Me encanta que haga frío.
… así que me dío un vuelco la vida.
Murió de amor limpiando una lechuga.
Sentí que algo conocido se había metido dentro de lo desconocido, había llegado al fin de algún sitio. Tuve un pálpito, fue el primero de muchos.
La casualidad que estabamos esperando.
- Hola estoy aquí. Soy Ana, pues dime algo.
- Me llamo Otto.
- ttttt ¿¿Sabes como te llamas??
- No, bueno sí.
- ¡¡OoOottOoOo!!
- Siiiiii.
- Oye Ana también se puede leer al revés.
- Pues claro.
- Que bien, es capicúa.
- Ahora te enteras…“Ahora te enteras, mi padre me decía que mi nombre era capicúa para que mi vida se llenara de suerte… así que me dio un vuelco… la vida.”
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