martes, mayo 18, 2010
Luis
Una cardióloga cubana, me mostró hace poco mis exámenes, mi corazón esta bien y sigue fuerte, solo hubo un poco de alteraciones sin cuidado, y recordando debe haber sido por hecho de estar junto a ella, tal monumento de mujer podría producir diversos problemas cardiacos o una pequeña alteración, pensé en eso mientras trataba de inventar un piropo apropiado para esa “doctora”, el estar cerca suyo los corazones simplemente se desbocan y habría tenido que auto inferirme una inyección de cinismo para controlar el mió, si no estuviera lisiado por las no pocas cirugías sentimentales que me he practicado en la vida , que me han dejado con una inmensa desconfianza hacia cada gramo de emoción que creo percibir. De no ser así, habría abandonado mi corazón hace tiempo en algún lugar de Santiago o en otro lugar.
En todo caso, mi supuesta admiración por la cardióloga cubana podría ser visto como un pretexto, un sencillo recurso literario. Mi corazón, a estas alturas, debe ser un lugar muy lúgubre, gracias a dios: una obra de arte moderna
El cinismo es bastante práctico para mantener las pasiones a raya. Pero quienes pretenden volverse cínicos deben saber que ese viaje es solo de ida, después es casi imposible desciniquiarse, porque uno le agarra el gusto y y el cinismo se convierte en una cardiopatía. A fin de cuentas, es fantástico someter al corazón a la perversa dictadura de la razón para evitarse bochornos e incomodidades.
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