Timidez, sexo y deseo.

¿ Habría sido muy distinta mi muy casta adolescencia de contar con una poción mágica con que exitar a las mujeres?. ¿Habría logrado dejar esa soledad adictiva con que vi como mis compañeros de curso se llevaban a todas las mujeres que deseaba? ¿Era el catolicismo, la culpa, el medio a losa los embarazos, lo que me impidió terminar a todo lo que ni siquiera intente? Ante las ofertas infinitas me he hecho muchas veces la pregunta. Dándole todo tipo de vueltas al asunto y he llegado a la conclusión de que nada muy esencial habria pasado en mi vida de contar con la poción mágica que me falto. Tuve otros afrodisiacos a mano: las palabras y solo las palabras y lo logre, cada vez que pude, fallar, equivocarme, asustarme, esconderme. Me mordí los labios, me maldije, pero en el fondo no dejo de sentirme orgulloso por ello La timidez no es un accidente, sino una forma de ver el mundo. La virginidad no es un estado, sino una sensibilidad. Se ahora hasta que punto me habría sentido congelado y asutado con una mujer tibia y feliz en mis brazos, hasta que punto habría huido hasta el fondo de mi mismo. EL rechazo de ella , de tantas de ellas que se sucedieron en mi vida, fue una forma sabia de comprenderme a mi mismo antes de entrar en un cuerpo ajeno. El sexo es después de todo solo una de las posibilidades del deseo. Llegar demasiado luego a el, puede ser tanto o mas triste que no llegar nunca.

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